
Civilización Caral
Ubicación Geográfica de Caral
El sitio arqueológico de Caral se encuentra en el departamento de Lima, provincia de Barranca, distrito de Supe, en el valle medio del río Supe, en la costa norcentral del Perú, a 350 m sobre el nivel mar. Está ubicado en una terraza aluvial, en la margen izquierda del río.
Economía de la Cultura Caral.-
Una economía agrícola-pesquera, articulada por el intercambio, sustentó el desarrollo de la Civilización Caral. Los pobladores del litoral pescaron y recolectaron diversas especies marinas, principalmente anchoveta, choros y machas; los agricultores del valle produjeron algodón, mates y especies alimenticias como achira, frijol, camote, zapallo, calabaza, papa, maní, palta, ají, pacae, guayaba, maíz, etc.
Organización Social y Política de Caral.-
La organización social y política de Caral se caracterizó por:
- La división del trabajo, una mayoría dedicada a la producción de alimentos y los especialistas encargados de la conducción política y religiosa de la población, así como de la producción de conocimientos y su aplicación.
- Una distribución desigual de la productividad económica, en relación con el ordenamiento jerarquizado de los estratos sociales.
- La organización centralizada de la población, distribuida en asentamientos urbanos, conducidos por autoridades políticas.
Ayllus.
Grupos de familias emparentadas, que trabajaban una misma porción de tierras en el valle y pertenecían a un determinado asentamiento o pachaca.
Tuvieron sus autoridades de linaje y su edificio público propio, sede de actividades multifuncionales, políticas, religiosas, económicas y administrativas. Trabajaban para su propio sustento, ya sea en la agricultura o en la pesca, y daban a los “principales” parte de los bienes que producían. Además, de prestar servicios en las tierras asignadas a los dioses, participaron en las construcciones para la renovación de los templos.
Curacas y principales.
Cada asentamiento o pachaca estaba representado por una autoridad o curaca, además de los “principales” de sus ayllus.
Estas autoridades retornaban servicios a los principales e integrantes de sus ayllus prediciendo y asegurándoles determinadas condiciones naturales y sociales. Fueron los conductores de las actividades agrarias, económicas, religiosas y constructivas.
Pachacas.
Los pobladores del valle de Supe estuvieron organizados en centros urbanos de diverso tamaño y complejidad, mantenidos por una economía autosuficiente, y conducidos en lo político y administrativo por sus propias autoridades, los curacas. Tenían sus dioses y prácticas religiosas, en los que sustentaban su identidad. Estaban integrados por vínculos económicos (la tierra y el agua), religiosos y culturales (dioses y ancestros) reforzados en ceremonias públicas colectivas, de periódica realización.
Sayas.
Los asentamientos del valle de Supe estuvieron distribuidos en cada margen del río, en número similar, según el patrón dual de la cosmovisión de la sociedad de Supe. Cada saya (mitad) estaba integrada por un número de pachacas (asentamientos), tanto en la margen izquierda como en la derecha.
Icho huari y Allauca huari.
Cada parcialidad o saya estuvo bajo la autoridad del icho Huari y del Allauca Huari, la primera o la segunda persona, como refieren los cronistas.
Huno.
Por encima de las autoridades de ambas parcialidades estaba el curaca del valle, que era el Huno o Uno. Este mandaba sobre las autoridades de las parcialidades, de las pachacas y ayllus, en un sistema jerarquizado; representaba la unificación de la cuenca y la nacionalidad de sus pobladores; conducía el gobierno del Estado y residía en la ciudad capital.
La presencia de edificios públicos con plaza circular hundida en casi todos los asentamientos urbanos estaría relacionada con determinadas funciones públicas, de reconocimiento al Estado.
El poder político del curaca principal mantuvo, sin embargo, descentralizadas las funciones de la pachaca, ya sea en lo político, económico o ideológico: cada una tenía sus propios señores, especialistas, agricultores y servidores. Al curaca principal le bastaba el cumplimiento de la tributación, en bienes y, sobre todo, en prestación de servicios. Su influencia y prestigio se habrían extendido al área norcentral durante este período.
La Importancia de la Especialización.-
En la sociedad de Caral se dieron las condiciones para que las actividades estuvieran a cargo de grupos especializados; esto potenció el desarrollo de los conocimientos y las técnicas, que junto a la organización del trabajo generó una mayor productividad. Los excedentes fueron invertidos en proyectos de beneficio público y en el mantenimiento de las autoridades, funcionarios y los familiares de estos.
Los estudios sobre las construcciones arquitectónicas y los materiales culturales asociados con ellas, recuperados en Caral, Chupacigarro, Miraya, Lurihuasi y Áspero (Supe), y Vichama (Huaura), permiten identificar a personajes de la sociedad, que desempeñaban diversas funciones como:
1. Curacas, quienes fueron los encargados del manejo político y económico de los asentamientos y de los servicios religiosos,
2. Especialistas en registro codificado de la información de los “quipus",
3. Especialistas en astronomía, elaboraban el calendario de actividades y de festividades y predecían los cambios climáticos.
4. Especialistas en el manejo de los canales de riego, la administración de las aguas y la experimentación para el mejoramiento de la producción agrícola.
5. Especialistas en medicina.
6. Especialistas en el diseño y construcción de obras públicas.
7. Músicos.
8. Comerciantes.
9. Artesanos de textiles de algodón.
10. Artesanos de cestería.
11. Artesanos de adornos personales en piedras semipreciosas y conchas
12. Artesanos de la piedra.
13. Agricultores.
14. Pescadores.
Arquitectura de la Cultura Caral.-
En los diversos asentamientos, los especialistas que gobernaron Caral materializaron, a través de la arquitectura monumental, el poder que ejercieron. Ellos contaron con las condiciones para dedicarse a la producción de conocimientos y a su aplicación tecnológica.
Dichos especialistas manejaron la mano de obra de grandes cantidades de personas, para la construcción y remodelación de los edificios piramidales y sus recintos.
Por ello, en la arquitectura de la Civilización Caral, representada por los edificios piramidales, puede observarse una línea de pensamiento y coherencia interna. La definición de las formas arquitectónicas, como por ejemplo los edificios escalonados, reflejan un alto grado de conocimiento; mientras la monumentalidad indica la complejidad organizativa alcanzada por esta sociedad.
En el diseño y construcción de las ciudades se plasmaron los cánones sociales y culturales, en concordancia con la concepción del mundo. En los edificios se expresa la conjunción de los conocimientos de ciencia, tecnología y arte aplicados en esa época.
La permanente construcción y remodelación de los edificios en la Ciudad Sagrada de Caral, en medio de ceremonias y ritos, en asociación con actividades sociales y económicas, revelan la importancia que le dieron a la articulación de la sociedad con los dioses y los ancestros: estos fueron convertidos en símbolos de identidad cultural y de cohesión social.
La Sociedad de Caral.-
Producción de Conocimiento la Ciencia y Su Aplicación.- La aplicación práctica de los conocimientos producidos por los especialistas mejoró las condiciones de vida de la sociedad de Caral. Desarrollaron una serie de tecnologías sustentadas en la investigación científica.
Utilizaron conocimientos de aritmética y geometría en el diseño y ejecución arquitectónica, los estudios astronómicos en la medición del tiempo y la predicción del clima; y un sistema codificado en el registro de la información.
Sistema de Registro.
En el Edificio Piramidal La Galería se recuperó una compleja ofrenda enrejada, que tenía entre sus componentes un quipu de antigüedad milenaria. Su uso en tiempos de Caral testimonia un registro codificado que antecede a los del Imperio Inca.
A este hallazgo singular se suman seis representaciones pictóricas de otros ejemplares de quipus realizados sobre tres bloques líticos que formaron parte de dos plataformas de la esquina noreste del Edificio Piramidal Menor de Caral. Estos habrían sido dibujados por personas vinculadas, por parentesco o servicio, a los funcionarios encargados de este edificio menor, quienes conocían los instrumentos de registro, ya sea por manipulación o porque los vieron usándolos a los funcionarios del monumento.
Astronomía.
Uno de los campos de investigación estuvo vinculado con la astronomía, aplicada a la elaboración de los calendarios anual y de mediano y largo plazo, relacionados con la celebración de festividades y otras actividades económicas, religiosas y cívicas.
Este conocimiento fue aplicado, también, a la orientación de los edificios públicos. Al lado de los geoglifos y líneas, distribuidos en las llanuras desérticas, enmarcadas por cerros, se han hallado piedras talladas dispersas; un recinto subterráneo que estuvo techado, a modo de un laboratorio espacial, y un sendero o camino de 12 metros de ancho.
El Geoglifo de Chupacigarro.
Ubicado en el vecino asentamiento de Chupacigarro, a 1 kilómetro de la Ciudad Sagrada de Caral; está trazado con piedras angulares. Representa la conocida cabeza de perfil de estilo Sechín (valle de Casma); la cara se orienta hacia el Este y muestra el ojo cerrado, la boca abierta y el cabello batido por el aire o la sangre que fluía de la cabeza.
Su ubicación en un lugar destacado, en medio de la pampa, entre dos alineamientos de piedras, sugiere un tratamiento social especial, en directa vinculación con observaciones astronómicas y actos religiosos.
Medicina.
El conocimiento médico está evidenciado en la presencia recurrente de plantas conocidas por sus propiedades curativas; muchas de ellas fueron enterradas en contextos de ofrendas.
Son numerosos los paquetes doblados de tallos y hojas de sauce (Salix humboldtiana), dejados en diversos contextos, y dentro de hoyos. Los habitantes de la zona los usan para atenuar los dolores de cabeza. Es interesante recordar que el principio activo de la Aspirina es el ácido acetilsalicílico, cuya versión natural se extrae del sauce.
Alimentación Balanceada.
Consumieron vegetales combinados con productos marinos, peces, moluscos y crustáceos. Entre los peces seleccionaron a las anchovetas y sardinas, especies conocidas por su alto contenido proteico, así como por su fácil deshidratación para fines comerciales. El intercambio interregional favoreció la diversidad de productos complementarios.
Agricultura Caral.-
En los diversos asentamientos, los especialistas que gobernaron Caral materializaron, a través de la arquitectura monumental, el poder que ejercieron. Ellos contaron con las condiciones para dedicarse a la producción de conocimientos y a su aplicación tecnológica.
Dichos especialistas manejaron la mano de obra de grandes cantidades de personas, para la construcción y remodelación de los edificios piramidales y sus recintos.
Por ello, en la arquitectura de la Civilización Caral, representada por los edificios piramidales, puede observarse una línea de pensamiento y coherencia interna. La definición de las formas arquitectónicas, como por ejemplo los edificios escalonados, reflejan un alto grado de conocimiento; mientras la monumentalidad indica la complejidad organizativa alcanzada por esta sociedad.
En el diseño y construcción de las ciudades se plasmaron los cánones sociales y culturales, en concordancia con la concepción del mundo. En los edificios se expresa la conjunción de los conocimientos de ciencia, tecnología y arte aplicados en esa época.
La permanente construcción y remodelación de los edificios en la Ciudad Sagrada de Caral, en medio de ceremonias y ritos, en asociación con actividades sociales y económicas, revelan la importancia que le dieron a la articulación de la sociedad con los dioses y los ancestros: estos fueron convertidos en símbolos de identidad cultural y de cohesión social.
Textilería de la Cultura Caral.-
Producción e Innovación Tecnología de Textiles.
Una de las actividades más importantes que caracterizó a la sociedad de Caral fue la producción y el almacenamiento de algodón en gran escala. Esto se evidencia en el hallazgo de abundantes semillas y motas de algodón (Gossypium barbadense) en sus diversos asentamientos. Destacan los grandes atados compactos de algodón de colores, pardo, marrón, crema y beige, procedentes de Miraya y la Ciudad Sagrada de Caral.
Con la introducción del algodón se optimizó la industria textil de los inicios de la civilización. La incorporación de este producto agrícola añadió nuevas posibilidades y variantes al proceso del tejido: con la docilidad del algodón y de el hilado se obtuvieron fibras más finas, y, al mismo tiempo, de acuerdo al grado de torsión y retorsión, mayor resistencia.
Sin embargo, no se dejó de lado el uso de otras fibras vegetales (totora, junco, cabuya, enredadera, corteza de madera, etc.) que antecedieron al uso de algodón en la producción textil. Más bien, con la mezcla de los materiales se añadieron nuevas posibilidades al tejido, como en el caso del quipu, recuperado en el Edificio Piramidal La Galería de la Ciudad Sagrada de Caral.
Uso y valor simbólico de los textiles.
En la sociedad Caral se ha registrado el uso de textiles con diferentes fines:
- Doméstico, para vestidos, calzado, etc.
- Intercambio, con fibras, cordeles, etc.
- Como marcador de status social, mediante elaboradas prendas y tocados con diseños estructurales.
- Ritual, con objetos como los “ojos de dios” y telas para incinerar.
- Registro de información: quipus.
- Material de construcción: para aplicar capas de pinturas en los enlucidos.
Taller textil
El registro arqueológico evidencia el uso de telares, agujas de hueso y madera, ruecas de diferentes materiales, punzones y espadas de tejer de hueso, así como ovillos, hilos, cuerdas e hilos retorcidos.
Elaboraron textiles de distintos colores naturales, con variadas técnicas (torzal, anillado, llano, etc.) y diseños estructurales.
Cestería, fibras vegetales y shicras.
La cestería fue una de las actividades artesanales de importancia en la sociedad Caral. Consistió en la manufactura de cestas, sogas, esteras y, principalmente, bolsas o shicras con fibras vegetales como totora (Schoenoplectus sp. y Typha sp.), junco (Cyperus laevigatus), caña brava (Gynerium sagittatum), carricillo (Phragmites australis), cabuya (Furcraea sp.) y cortadera (Cortaderia sp.). Este último material fue obtenido en las regiones altoandinas (2500-3000 m s. n. m.).
Cosmovisión e ideología de la Cultura Caral.-
El Rol de la Religión en el Sistema Social de Caral.
Todas las actividades emprendidas por los habitantes de Caral estaban, de una u otra forma, asociadas con ceremonias y ritos.
Se reunían periódicamente en las plazas y los salones ceremoniales con fogones de los edificios públicos y viviendas, quemaban ofrendas, colocaban objetos en las hornacinas y enterraban cabellos, fragmentos de cuarzo y otros valores apreciados por ellos.
Modo de entender el mundo.
La sociedad de Caral tuvo una cosmovisión del mundo en armonía con la preservación del medio geográfico y sus recursos, así como, también, con el orden observado en el espacio sideral. Teniendo en cuenta esas dimensiones, el ser humano ubicó su verdadera condición, de ser parte de la naturaleza y del universo.
Ideología.
Todas las acciones de la vida social, en la política, religión, economía, ciencia, etc., estaban relacionadas entre sí. Los líderes religiosos eran, a la vez, líderes políticos especializados en astronomía o medicina, entre otros campos.
Los señores eran los mediadores entre el grupo social que representaban, y el poder sobrenatural de los ancestros y dioses. La religión era el instrumento de gran efectividad para la cohesión pero también la coerción de la población; aseguraba el poder político, la jerarquía y el orden social. La sociedad participaba en las ceremonias calendarizadas por las autoridades y trabajaba para servir a sus dioses y a las autoridades, que los representaban ante ellos.
Mitos, ceremonias, ritos y ofrendas Parafernalia religiosa.
Los encargados de las ceremonias utilizaron materiales y objetos a los que dieron significados simbólicos, según el tipo de celebración. Usaron cuarzos, flautas, figuras modeladas, moluscos, anchovetas y textiles quemados, artefactos de piedra, hueso, madera, junto con mechones de cabello humano.
También han sido encontrados objetos en forma de inhaladores, elaborados con huesos de camélidos, y contenedores de conchas de caracol de selva (Megalobulimus spp.). Asimismo, se han hallado ofrendas compuestas por numerosos caracoles de loma (Scutalus proteus), que viven en parajes desérticos, en asociación con el cactus San Pedro (Trichocereus pachanoi), conocido por sus propiedades alucinógenas y por ser consumido tradicionalmente durante los rituales religiosos.
Ofrendas.
Gran parte del material arqueológico recuperado ha sido encontrado en contextos de ofrendas. Es recurrente el hallazgo de conglomerados de vegetales, fragmentos de cuarzo, choros y alimentos, acomodados, enterrados y muchas veces quemados.
Ofrendas Enrejadas.
Se trata de complejas ofrendas, consistentes en ejes florales de cabuya amarrados entre sí a modo de una litera. Están asociadas con numerosos y diversos componentes: minerales, como cuarzos, vegetales, plumas, fibras, algodón, así como diversos objetos manufacturados. Ellas revelan un profundo contenido simbólico.
Arte y Música de la Cultura Caral..-
Importancia del Arte y La Música de la Cultura Caral. Se han recuperado tres conjuntos musicales, conformados por instrumentos de viento, que ratifican la práctica musical colectiva y la organización compleja en la sociedad de Caral. Ellos estuvieron asociados con caracoles, como instrumentos de percusión.
Las actividades religiosas y sociales incluyeron ejecuciones musicales, a cargo de grupos especializados en esta elaborada expresión artística.
El arte musical tuvo un rol importante en las actividades de la población; esta tradición ha continuado como parte de la herencia cultural de las sociedades andinas de todos los tiempos.
La música ha sido, desde los albores de la civilización andina, parte fundamental del ceremonial y la religiosidad. Prueba de ello es el hallazgo de 32 flautas depositadas como ofrendas bajo el piso de la plaza circular en la Pirámide del Anfiteatro. Fueron colocadas sobre una piedra cortada acompañadas por un canto rodado a un lado y al otro por una figurina de barro crudo sin rostro que se deshacía al tacto, todo cubierto por más piedras cortadas. Se les ha clasificado como "flautas traversas", pues son tubos delgados con un orificio central de forma ovalada que sirve de embocadura.
Sólo en dos casos dicha abertura es rectangular. En el fondo de la embocadura un triángulo hecho de arcilla cruda sirve de tabique regulador que distribuye el aire entrante hacia ambos extremos. Fueron elaboradas usando huesos de ala de pelícano. Las flautas están decoradas con representaciones de monos, aves, serpientes y figuras humanas. Algunas no presentan ningún tipo de decoración.
En otro sector de la misma Pirámide del Anfiteatro fue hallado otro conjunto de 38 instrumentos de vientos, posiblemente cornetas hechas con hueso de camélido o venado. Estas no tienen embocadura sobre el tubo y su superficie está decorada con canales horizontales.